“Esos son mis ahorros” me decía Roberto
Carosi un inmigrante italiano, quien era mi suegro, y me señalaba sacos de
fique llenos de café en pergamino, cultivado en su finca, en su hogar, pues,
ahí vivía, en el sector “El Ojito” del actual municipio Guásimos del estado
Táchira; continuó cultivando café hasta que lamentablemente partió de este
mundo. Recuerdo que poco después, que lo conocí, orgullosamente me mostraba el
cultivo, sus tanques para fermentar y lavar el café, la despulpadora o el
descerezo, cómo también se conoce en esta región; me mostraba cómo secaban, el
café, al sol, extendiéndolo en el patio y veía el esmero como le pasaban unos
rastrillos de madera, tanto él, cómo la nonna, para hacer el secado uniforme.
Tenía un cuarto especialmente dispuesto, para guardar el café en pergamino; es
decir, una vez seco, se guarda en sacos de fique; hoy en día pienso que era su
banco personal, pues eran sus ahorros.
Años después que mis suegros habían
desaparecido “físicamente” decidí entrar al mundo del café: Recuperando el
cultivo, renovándolo, y llevarlo hasta el tostado. Reconozco que inicialmente,
no sabía literalmente nada, pero tomé la decisión de aprender, busqué a quienes
podían enseñarme, y el que busca encuentra. Inicié vendiendo el café molido a
mis amistades y pequeños negocios, pequeños restaurantes, etc., posteriormente
comprendí que podía inclusive darle un valor agregado al producto, que podía
ofrecer el café en taza, y es aquí donde tomé la decisión de iniciar con mi
tienda de café especial, de café gourmet. Quería darle a mis futuros clientes
un excelente café, en un excelente ambiente, entonces debía aprender a preparar
una excelente taza, que combinado con una excelente materia prima: cultivo
propio de café; daría un excelente resultado. Viajé a Bogotá – Colombia, estuve
en la Escuela Colombiana del Café y comencé mi formación como Barista: Un
término de origen italiano, de il bar, es decir el barista, es
quien atiende il bar, y es
especialista en la preparación de cafés a base de espressos. De esta manera al
llegar de Bogotá, nació: Katuay Café, el
nombre deriva de una variedad de
arábica, llamada Catuaí, el cual tiene cerezas rojas y amarillas, en el cultivo
hay catuaí amarillo, de ahí el porqué de nuestro nombre. Katuay Café es un lugar donde puedes degustar un café de origen:
cultivo propio, tostado en la tienda y preparado con técnicas de barismo, así
podrás conversar agradablemente acompañado de muy buena música de fondo,
intercambiar libros, contemplar hermosas pinturas: es galería de arte. En
definitiva múltiples factores, que en conjunto con el café, intervienen para
relajarte y disfrutar de un café especial.
José Luis Araque
Barista
Katuay Café: Vía Panamericana F – 24, sector “El Ojito”
Mcpo. Guásimos, Táchira - Venezuela
Twitter:
@Katuaycafe
Facebook:
Katuay Café